Carla Vogel
Ágora es la nueva película española dirigida por Alejandro Amenábar. Es la quinta película de dicho director, y la segunda rodada íntegramente en inglés después de Los otros. Amenábar ha conseguido con su filmografía, autoponerse un listón personal muy alto debido a su enorme talento para este negocio. Sin embargo, esta película ha sido calificada con tan solo un “aceptable”, aún cuando se gastaron 50 millones de euros en ella.
La película habla de una historia real sobre Hipatia (Rachel Weisz), una filósofa, atea, y la primera mujer astrónoma de la Alejandría del 391 d.C., quien lucha por salvar la sabiduría del mundo antiguo, recopilada en su legendaria Biblioteca, frente al imparable ascenso de los cristianos para imponer su religión frente al poder del Imperio Romano.
Me parece que lo que ha ocurrido es que le ha fallado lo que mejor sabe hacer, lo que le difiere del resto: dejarnos el corazón tocado con la intensa y eficaz fuerza dramática que explota de las historias de sus películas. El mundo al revés.
Aunque, personalmente haría una distinción entre las dos partes en la que Alejandro ha dividido la cinta, teniendo como punto de separación la destrucción de la Biblioteca de Alejandría.
La primera parte, que se utiliza para presentar a los personajes y mostrar el declive del paganismo en favor del cristianismo, no emociona, a pesar de que lo intenta.
Del triángulo ‘light’ amoroso entre Hipatia, Orestes (Oscar Isaac) y Davo (Max Minghella), el joven esclavo que se debate entre la pasión que le profesa en secreto a su ama y la libertad que podría alcanzar haciéndose cristiano, no salen chispas ni metiéndole una tensión de mil voltios. Todo es demasiado frío y coreografiado.
Da la impresión que la historia no avanza, y cuando lo hace, coincidiendo con la revuelta pagana, parece algo forzado.
Ha sido en la segunda parte de la película, cuando se enfurecerse la trama al contar cómo el movimiento cristiano, liderado por el Obispo Cirilo, dominaba Alejandría y perseguía sin piedad a los paganos, herejes y judíos, que la película remonta y retoma fluidez.
Conforme se recrudecen los acontecimientos, es decir, cuando se nota aún más que la ciencia y la filosofía está en decadencia, y que la libertad de expresión del pueblo y la integridad de Hipatia peligra por el fundamentalismo fanático que practican los cristianos, sube ligeramente en emotividad, pero sin brillar, y es hacia el tramo final de la película cuando el nudo en la garganta se empieza a notar. Demasiado tarde.
Lo mejor es su desenlace, que no responde a la Historia, pero que sí es ‘marca Amenábar’.
Quizás mi mayor decepción es Rachel Weisz, porque a Isaac, Minghella, e incluso a Rupert Evans, se les puede perdonar que no terminen de funcionar. Pero a Weisz no. Trasmite bien esa pasión de Hipatia por la investigación en el campo de la astronomía, con la obsesión por descubrir cuál es el movimiento del Sol, pero no ha sabido sobresalir por encima del relato adormecido de esta película. Ella es mucho mejor actriz de lo que aquí demuestra. Y también su personaje merecía ser más conmovedor, por tratarse de una mujer tan influyente en su tiempo, por su conocimiento y por su posición en la jerarquía social egipcia dominada por los romanos, un paradigma primitivo de la igualdad de sexos.
Hoy en día, en el que el cine tiene un marcado carácter consumista, una cinta de estas características se considera una película cualquiera. Y eso le quita muchos puntos a Amenábar, al que se le exigía una nueva obra maestra. Eso sí, si le hubiera salido bien la jugada, ‘Ágora’ habría sido un peliculón, peliculón. No sé si con los años se convertirá en un largometraje de culto.
5 comentarios:
Largometraje de culto????
es lo mismo que una película de culto. un cortometraje dura poco tiempo, un largometraje dura mucho. y por lo tanto una película es un largometraje
jajaja me referia a lo de culto jajaja
ahhhh pues avísame!!!! jajaja
Esta semana de que vas a escribir????
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